Akelarre de Zugarramurdi
AKELARRE es un espectáculo itinerante de calle –basado en el que se realiza en la cueva de Zugarramurdi– adaptable a cualquier entorno. Está dividido en cinco partes que se van realizando en distintos puntos del recorrido. Por sus características, es apropiado para cascos antiguos, zonas monumentales o espacios singulares.
En la primera escena las brujas realizan un conjuro para el buen fin del viaje iniciático que emprenden junto a los espectadores.
Que el aire os empuje hacia adelante, que el agua os sacie la sed, que el fuego os alumbre, y sobre todo, sentid siempre el contacto de la madre tierra.
En la segunda parte encontramos a las hechiceras hablando de sus brebajes y pociones, de sus conjuros y de la visión que se tiene de ellas.
¡Somos brujas, somos brujas y creamos galernas! ¡Somos brujas y vamos por el aire! ¡Y somos capaces de convertirnos en cualquier animal! Eso es lo que dice el inquisidor.
— También preparamos pócimas de amor, bebidas que nos ponen “a punto”, y que alegran los corazones …
— Chica, que hoy día a eso se le llama “bebida energética”…
En la tercera parte los espectadores son advertidos por un inquisidor de que se acercan a un final de perdición. El cura habla en una lengua extraña y necesita un traductor, un monje un poco zafio que tergiversa ligeramente lo que el padre dice.
— Fratres, quo vadis? Animarum periculum extenderis! Cepisti via poenituerit!
— Pues eso, que en este sitio hay brujas a montones. ¡Hacedle caso!
— Tu autem in diebus vestris, quod animarum et corporum deponere illam in temptationem! Vos autem revertimini et abite in vicis impetro tergum in semita!
— ¡Eso! ¡Que os vayáis por donde habéis venido!
Finalmente, las dos últimas escenas son el baile tradicional y el akelarre, este último conmovedor, espectacular y vibrante hasta el punto de que el público llega a emocionarse.
La versión orquestal de Baga biga higa, canto de brujas, va subiendo en intensidad la acción y las sensaciones.
El recuerdo de aquellas que fueron sometidas al auto de fe pone broche final al espectáculo.
La función reúne humor, emoción y dramatismo; música actual y tradicional; fuego e iluminación y sonido espectaculares… Son 18 actores, cuatro músicos y el equipo técnico durante el recorrido y sobre el escenario.